me pedías que te toque
y no podía ni siquiera acercarme
era tanto el asco
que sentía por la inmundicia de tus mentiras
que hasta podía imaginar la mugrienta soledad en la que ibas a caer
(hoy o algún día)
y reírme a los gritos
y festejar con mis fantasmas en el desierto que es mi vida
el vacío banal y estúpido
en el que convertiste a la tuya
·
2 comentarios:
guau.
Abrazo Sofi, adelante con el libro!
Publicar un comentario