lunes, 13 de octubre de 2008

De colores y frutas prohibidas

Sintiendo cada dedo, cada pestaña, los pies. Como nunca, cada movimiento de mis músculos repercute por doscientos en mi cabeza.
La intensidad de mis sentidos. El oído, escuchar cada mínimo sonido, cada partícula de algo. Las manos, todo lo que toco se vuelve espeso, siento incluso la mugre en cada uno de mis dedos. Abro los ojos y veo cosas que antes no veía. Me pesan los párpados. Los vuelvo a cerrar, y veo colores, especies de "és" con tres patas, que se unen a otras con tres patas, formando círculos de colores mezclados. Azul, rojo, amarillo. Verde, azul, rojo. Círculos, líneas, colores, colores, colores.
Y mi cabeza retumba mientras se producen las uniones de las és.
Mirandolos, a cada uno de elxs. Siento, veo burbujas que los conforman, los forman, los de-forman. Se revientan, aparecen más y más. A mí misma me explotan burbujas alrededor, sobre mis brazos, mi cara, mis hombros.
Burbujas, burbujas de piel.
Intensidad como nunca.
Intensidad. Y más-

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